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El poder causa en la mayoría de los seres humanos sentimientos despreciables. Ejercen todo lo aberrante que se conoce y más, escudándose en su nivel. Las diferentes clases sociales que lo conforman son partícipes de las terribles abominaciones de las que son cómplices. Tortura, mentiras, humillaciones, ultrajes, vanalidad y asesinato. Esto es y será parte de la humanidad por mucho tiempo más.

El primer día del mes de Febrero, dentro de las instalaciones del Teatro El Milagro, se llevó a cabo la última función de la puesta en escena El año de Ricardo. Una obra de Angélica Liddell, bajo la dirección de Alonso Barrera y la magnífica actuación de María Aura en el papel de Ricardo, acompañado de su fiel sirviente Catesby interpretado por Juan Velázquez.

Ricardo es un hombre deforme, tanto de alma como de cuerpo. Dispuesto a cometer las peores bajezas con tal de satisfacer su vacío, su rencor. Un hombre que mata a su sangre, que expone lo más atroz de la vida política y de la sociedad. Las mentiras que son parte del mundo en el que habitamos, el cómo se engaña a las personas, como se les infunde terror, se les gobierna bajo amenaza o comprándolos con objetos de uso cotidiano para taparles la boca. Un pueblo que sigue ignorando su realidad, un dolor que se disfraza entre la falta de educación y el solo preocuparse por la economía. El enriquecimiento de los poderosos, que son indolentes ante el sufrimiento de los que están más abajo. Los tiranos y sus pecados, que después de un tiempo y con una estrategia establecida, logran que la sociedad que los detestaba ahora sienta la más profunda compasión por sus miserables vidas. Se olvidan los destrozos, los sueños rotos, la agonía, la guerra. Se manifiesta el asesinato como arma devastadora, como un influjo de maldad para deshacerse del enemigo a diestra y siniestra. Enfermedad, remordimiento, pesadillas y culpa. Al final un homenaje inmerecido para un hombre, olvidando todas las heridas causadas y dejando que la vida siga su curso, para continuar en la misma línea, sin voltear, sin cambiar, sin pensar, sin sentir, sin hablar y lo más triste, sin libertad.

Una obra excelente y ampliamente recomendable. El uso de Clown en las actuaciones junto con el audio, las imágenes y lo que rodea el escenario hacen de cada función un deleite al espectador, pero también nos hace reflexionar y adaptarla a nuestra realidad. Regresan en Junio al Foro Shakespeare, así que no se la pierdan. Mi agradecimiento a la producción por la invitación. Anexo sus redes sociales para mayor información.

Twitter @ForoDeLaFabrica @TeatroElMilagro

 

“QUE LA OSCURIDAD LOS PROTEJA “

SANDYMOON

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